Metaverso es un mundo maravilloso, pero aún distante | NTT DATA

ju., 17 febrero 2022

Metaverso es un mundo maravilloso, pero aún distante

A fines de octubre, Mark Zuckerberg, CEO y fundador del Facebook, anunció el lanzamiento de la nueva marca, Meta, que será una compañía adaptada al metaverso. Desde entonces, mucho se ha comentado sobre el tema. Sin embargo, aún parece haber poca comprensión sobre lo que, de hecho, el metaverso es y, principalmente, los retos para su creación y las transformaciones que ese nuevo mundo provocará en las vidas y en los negocios. Es importante dejar claro desde ya: estamos lejos de desarrollar la tecnología necesaria para dar vida al metaverso.

Metaverso proviene del prefijo meta, que significa transcendente, y verso, de universo: universo transcendente, que describe un mundo virtual interconectado con el mundo físico. La palabra surgió en el libro Snowcrash, de Neal Stephenson, de 1992. Pero la idea de mundos virtuales habitables por nosotros siempre ha existido en la cultura y fantasías humanas. Apareció, por ejemplo, en 1982, en la película Tron, que ganó una nueva versión en 2010, en Matrix y en varios episodios de la serie Black Mirror. Juegos como Second Life y Fortnite también se basan en ese universo virtual.

Qué es metaverso

El concepto de metaverso, también es llamado Web 3.0 o Spatial Web, presupone la creación de una “internet en 3D” que se conecta al mundo físico de forma natural. En esa nueva web, es posible interactuar con entidades virtuales “llevadas” al mundo real, de la misma forma que nos lleva al mundo virtual. El usuario, en lugar de consumir texto, video y audio por medio de una pantalla, puede “entrar” en un mundo virtual, con la posibilidad de sentir, físicamente, sensaciones vividas por su avatar, que sería su “persona” en este mundo.

¿Quieres ejemplos? Piensa en el trabajo remoto de hoy y cómo podría ser si tú “entraras” a un ambiente y pudieras interactuar con tus compañeros de trabajo; imagínate una compra online en un ambiente que te coloque en una tienda virtual inmersiva, parecida a una tienda virtual, en la que tú (o tu avatar) entraría a la tienda y escogería un libro, ropa o un automóvil – ¿Qué te parece hacer un test drive de una Porsche en un universo que simula una carretera en los Alpes alemanes? La imaginación es el límite para las experiencias que se pueden crear.

Cuando se torne realidad, el metaverso podrá ser nuestro local de trabajo, de socialización y de diversión. ¿Lo dudas? Piensa en la cantidad de horas que los jóvenes pasan en las redes sociales 2.0 y compáralo con la intensidad de las experiencias del metaverso (quien vio el episodio Striking Vipers, de la serie Black Mirror, lo consigue entender). La atracción será muy grande para ser ignorada.

Sin embargo, el metaverso va más allá del ingreso a un mundo virtual; se trata de un mundo bidireccional, que proporciona experiencias físicas en el mundo virtual – y experiencias virtuales en el mundo físico. En ese segundo caso, podemos pensar en una persona planificando la decoración de una casa nueva. Ella posiciona el sofá virtual en el local escogido en la casa – utilizando lentes de realidad aumentada. Cuando el entregador llega, podrá, con los lentes de él, saber exactamente donde instalar el sofá real. Podemos pensar en otras aplicaciones como una guía virtual que acompaña al turista en una ciudad o un entrenamiento en el que una persona pueda apretar un tornillo virtual con un destornillador real.

Implicaciones del metaverso

La creación del metaverso forzará a la sociedad (personas, gobiernos y empresas) a repensar temas relativos a la ley, derechos, libertad, privacidad. Con el desarrollo del metaverso, será posible que una persona cree un avatar independiente, que emula el comportamiento de la “persona” por medio de inteligencia artificial y aprendizaje automático. ¿Si ese avatar comete un crimen cibernético, quién deberá responder criminalmente? ¿Una persona podrá ser despedida si su avatar le falta el respeto a un colega o no cumple un plazo?

¿El metaverso tendrá un “dueño”? ¿Quién lo controlará? ¿Una bigtech? ¿El gobierno de un país? ¿O un grupo formado por gobiernos y empresas? ¿Quién va a elegir a ese grupo? ¿Los códigos para su creación serán abiertos? ¿Quién será el “juez” para resolver disputas en el mundo virtual?

Existen cuestiones más existenciales: ¿Una persona podrá tener varios avatares e interactuar de manera anónima? ¿Será posible asumir la imagen de una persona famosa viva o de un personaje histórico? En ese caso, ¿Cómo identificarla en situaciones en las que eso sea relevante? ¿Y qué se debe hacer con el avatar de una persona muerta? ¿Él podrá sobrevivir en y el metaverso? ¿O deberá “morir” junto con su doble?

Más allá de los aspectos legales y éticos, el metaverso tiene potencial para crear una nueva economía. Las oportunidades de nuevos negocios para las empresas son enormes. Es evidente que los objetivos de las grandes empresas para el desarrollo de metaverso son económicos. Un nuevo mundo con infinitas posibilidades de creación de experiencias y jornadas es un gran mercado potencial para trabajar. La creación de una economía virtual paralela, que brinde soporte a todos los procesos comerciales del nuevo mundo y con un nivel de complejidad aún mayor de lo que será el actual mercado económico global, por lo tanto, inevitable.

¿Estamos próximos a entrar en el metaverso?

A pesar del entusiasmo de Zuckerberg y de mucha gente, el desarrollo del metaverso pasa por la superación de retos tecnológicos que, hoy, son considerables. Las actuales redes de trasmisión de datos no soportan la cantidad de datos para renderizar un mundo virtual en altísima resolución, así como los procesadores que aún están por debajo de lo necesario. Y necesitamos desarrollar tecnologías para aumentar la interacción entre el mundo físico y virtual – entre otros retos.

Por el momento, el metaverso es apenas una idea fascinante y atractiva.